Atitalaquia.- Al cumplirse un año de la inauguración de la casa del emigrante en este municipio, conocida también como la casa del pobre, solo queda el recuerdo de la buena voluntad del proyecto que sobrevivió no más de tres meses.
Ubicada a casi 200 metros de las vías férreas que cruzan frente a la colonia Bojay en este municipio, la casa de los pobres buscó brindar abrigo, alimento y atención médica pero sobre todo tender una mano amiga a los miles de emigrantes centroamericanos y connacionales que van en busca de una mejor vida en la Unión Americana.
Sin embargó el proyecto del albergue que fue apoyado por Elvira Arellano quien fue en algún momento símbolo de la lucha en pro de los derechos de los inmigrantes a nivel internacional y que es integrante de la Organización pro inmigrante Familia Latina Unida con sede en Chicago Illinois no hizo eco entre los sectores civiles y de asistencia en la región por lo que en menos de tres meses tuvo que cerrar sus puertas.
Los primeros emigrantes que llegaron a este albergue fue un matrimonio joven que pasó la noche en la casa y la mañana siguiente -martes seis de enero- partieron con rumbo al norte a bordo de uno de los ferrocarriles de la empresa Ferromex que transita por estas vías.
Elvira Arellano quien acudió en compañía del entonces diputado federal José Jacques Medina a la inauguración de la casa del emigrante dijo que la mujer se encontraba embarazada y así continúo su camino; ante la falta de recursos y el evidente abandono del inmueble el padre Carlos Cano Zedillo párroco de la iglesia de Atitalaquia y uno de los principales impulsores del proyecto en el municipio se vio obligado a cerrarla.
Ubicada a casi 200 metros de las vías férreas que cruzan frente a la colonia Bojay en este municipio, la casa de los pobres buscó brindar abrigo, alimento y atención médica pero sobre todo tender una mano amiga a los miles de emigrantes centroamericanos y connacionales que van en busca de una mejor vida en la Unión Americana.
Sin embargó el proyecto del albergue que fue apoyado por Elvira Arellano quien fue en algún momento símbolo de la lucha en pro de los derechos de los inmigrantes a nivel internacional y que es integrante de la Organización pro inmigrante Familia Latina Unida con sede en Chicago Illinois no hizo eco entre los sectores civiles y de asistencia en la región por lo que en menos de tres meses tuvo que cerrar sus puertas.
Los primeros emigrantes que llegaron a este albergue fue un matrimonio joven que pasó la noche en la casa y la mañana siguiente -martes seis de enero- partieron con rumbo al norte a bordo de uno de los ferrocarriles de la empresa Ferromex que transita por estas vías.
Elvira Arellano quien acudió en compañía del entonces diputado federal José Jacques Medina a la inauguración de la casa del emigrante dijo que la mujer se encontraba embarazada y así continúo su camino; ante la falta de recursos y el evidente abandono del inmueble el padre Carlos Cano Zedillo párroco de la iglesia de Atitalaquia y uno de los principales impulsores del proyecto en el municipio se vio obligado a cerrarla.
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