Tula de Allende.- En proceso de extinción se encuentra la popular Plaza del Taco de la capital tolteca, lo que durante muchos años fue un punto de interés turístico en esta ciudad hoy prácticamente no es visitada por el turismo y habitantes de Tula.
La plaza del Taco construida por el entonces alcalde Noé Paredes en el trienio 94-97 tuvo un importante auge diez años después, convirtiéndose en el punto obligado de visita para el turismo en el municipio, sin embrago, hoy de aquellos tiempos solo queda el recuerdo.
La mayoría de los taqueros que ahí trabajaban hace años, dejaron de vender en dicho lugar para buscar a las afueras de la ciudad, la forma de subsistir, ya que aseguran que ahí ya no se vende como antes.
La llegada al municipio de grandes cadenas de comida rápida como Burger King, Domino´s Pizza y próximamente Kentucky Fried Chicken ha hecho que los clientes tanto locales como visitantes prefieran irse a otros lados mermando la venta del tradicional taco de Tula.
Sin embargo, ya que este inmueble abre sus puertas hasta altas horas de la noche, incluso de madrugada los fines de semana, se convierte en el punto de reunión de los trasnochados quienes concluyen en este punto su noche de parrando, esto ha permitido que los pocos vendedores logren sobrevivir ante una inminente quiebra del giro.
La plaza del Taco construida por el entonces alcalde Noé Paredes en el trienio 94-97 tuvo un importante auge diez años después, convirtiéndose en el punto obligado de visita para el turismo en el municipio, sin embrago, hoy de aquellos tiempos solo queda el recuerdo.
La mayoría de los taqueros que ahí trabajaban hace años, dejaron de vender en dicho lugar para buscar a las afueras de la ciudad, la forma de subsistir, ya que aseguran que ahí ya no se vende como antes.
La llegada al municipio de grandes cadenas de comida rápida como Burger King, Domino´s Pizza y próximamente Kentucky Fried Chicken ha hecho que los clientes tanto locales como visitantes prefieran irse a otros lados mermando la venta del tradicional taco de Tula.
Sin embargo, ya que este inmueble abre sus puertas hasta altas horas de la noche, incluso de madrugada los fines de semana, se convierte en el punto de reunión de los trasnochados quienes concluyen en este punto su noche de parrando, esto ha permitido que los pocos vendedores logren sobrevivir ante una inminente quiebra del giro.
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